Dream About Confronting Fears And Finding Strength

This dream was about

Estaba intentando dormir, no podía y por mi mente un gran miedo y angustia habían. Todo lo malo en mi vida me ataca justo en ése momento. En esta ocasión le pedí ayuda a un ángel para que me protegiera y luego hablé con el mismo Dios para que me diera la oportunidad de ser fuerte y feliz. El Ángel me llevó y me lanzó en un vacío absoluto, en el que el tiempo no sucedía pero se sentía eterno y el espacio se movía muy velozmente en direcciones aleatorias, y me generaba muchos malestares. Estando atrapado ahí, llevándome al límite de mis emociones, descubrí algo, me podía levantar y con mucho esfuerzo moverme hacia donde yo quisiera, pero aún seguía todo oscuro, pensé en luz y todo se volvió blanco, pero era insípido y vacío, luego de caminar por mucho espacio, pensé de nuevo, era un perrito y este apareció de repente frente a mí, aunque no podía tocarlo ni sentir nada por él. Luego pensé de nuevo, esta vez en mí, en mi cuerpo, en quién era, y de repente ya podía ver mis propias manos, sentir mi respiración y mis latidos, y pude tocar al perrito. Ahora que existía mi voluntad, el espacio, el otro y yo mismo, tuve una sensación de poder, lo que quisiera. De repente pensé de nuevo, "Y si se me ocurre algo malo, lo peor?" "¿Cómo lo voy a afrontar?" "¿Acaso podré con ello?". Un dragón, enorme, de gran cuello y alas, con escamas grises y cafés y unos colmillos gigantes, su presencia y su temperatura hacían distorsionarse el espacio a su alrededor. Miedo y angustia, eso sentí fuertemente, mi mente se nubló, no sabía qué hacer con lo que sucedía, de nuevo pasó mucho espacio recorrido, huía incansablemente, pero el dragón seguía a la misma distancia. Llegando a mi límite, recordé algo, dónde estaba, quién era yo, qué deseaba y por tanto por qué estaba ahí, mi capacidad para por voluntad moverme a donde yo quisiera y por mi imaginación y atención para crear escenarios y revivir aquello que yo eligiera, como también la existencia exógena a mí del espacio en movimiento aleatorio e insípido. Pensé entonces en otro problema, era un hombre, muy enojado, quizá consigo mismo, lo resolví, luego un perro muy furioso, luego un ave muy triste y con un ala dañada, así los fui resolviendo uno a uno. Conforme ocurría esto me sentía cada vez mejor, feliz y capaz confiado en recordar lo que soy, dónde estoy, qué deseo y de lo que tengo en mi poder. Pensé de nuevo, el dragón, Pero esta vez lo hice no desde el miedo y la angustia, si no desde una duda y preocupación "¿Y si el dragón también está sufriendo y por su gravedad y grandeza, solo doy por hecho su maldad e ignoro su bondad?". Descubrí, éste en realidad nunca me quiso atacar, fui yo quien se asustó por su existencia, además estaba solo y quería ser escuchado, pero nadie se atrevía. Desperté en otro sueño y me di cuenta que era yo un domador de dragones.